Microbiología: del laboratorio al campo

El mundo de los emprendedores es un “mar de fueguitos”, en términos de Eduardo Galeano. “Algunos arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende”.

Contagian entusiasmo, desbordan ingenio y creatividad para llevar a cabo sus desarrollos. Emprender, buscar, animarse, arriesgar, pero sobre todo descubrir oportunidades y vincular a los actores para que proyectos científicos innovadores salgan del laboratorio al campo.

Esas fueron las principales motivaciones para que Sergio Bonansea pusiera en marcha la empresa Ceres Demeter, un emprendimiento focalizado principalmente en lo que es innovación en materia de microbiología agropecuaria, dedicada a la agroindustria.

Esta empresa tiene por objetivo transferir tecnologías nuevas, con el foco puesto en una agricultura sustentable basada en el conocimiento científico y tecnológico.Ceres Demeter se dedica a fomentar soluciones innovadoras en el sector agropecuario. Apunta a impulsar proyectos nuevos en materia de microbiología, unir actores de un mismo proceso y descubrir respuestas que marquen diferencias.

Perfil de un emprendedor científico

“Me apasiona lo que hago, me divierte trabajar. A veces, por el entusiasmo, pasás de ser terco a tenaz. Pero aprendí, más allá del objetivo global, a tener sueños cortos. Y eso me da la satisfacción de ir lográndolos constantemente. Los objetivos cortos te van llevando a ese camino del sueño grande”, reconoceBonansea.

Con un perfil de emprendedor altamente marcado, Bonansea logró unir su carácter con su pasión por la biología y la ciencia, dos canales de un mismo diálogo para vincular ambas puntas: científicos con productores, proyectos con industria.

“Yo soy microbiólogo, vengo de la parte científica, hice mi carrera en Río Cuarto y un doctorado en el Conicet. Muchos de los grupos de investigación de Río Cuarto están formados por microbiólogos y, como tenemos una fuerte afluencia de lo que es el agro, la mayoría trabaja en el área agropecuaria. Durante mi doctorado vi muchos grupos de investigación y muchos proyectos muy interesantes con productos innovadores que no se transferían al mercado.Además, como también soy productor agropecuario, en algún momento me planteaba cómo aplicar un producto nuevo e interesante, y ahí surgió un poco la idea de Ceres”, cuenta Bonansea.

Un poco de historia

“Hay muchas trabas que surgen en el camino, sobre todo por no tener el capital para afrontar una empresa y no poder contratar los recursos, que son tan valiosos. Y lo vas haciendo bien a lo argentino, comprando cosas usadas en la industria y refaccionando. Y así empezar a crecer. Es frustrante muchas veces, pero lo interesante es el camino. Se presentan muchos obstáculos, pero lo lindo es diseñar cómo ir sorteándolos y avanzar”, recuerda Bonansea.

Los primeros pasos de Ceres Demeter fueron de la mano de una pequeña planta que permitió una formulación de producto, que no era el objetivo de la empresa, pero era necesario para crecer. Así, comenzó a producir microorganismos, para lograr ser sustentable desde el punto de vista económico. Con este impulso, en 2017, alcanzó el equilibrio económico y empezó a hacer foco en la transferencia de tecnología y en los desarrollos i+D.

La propuesta de valor de Ceres Demeter es escalar y validar a campo. Esto significa conseguir que aquello que ha sido estudiado en un paper sea escalado, probado en el campo y enmarcado en un modelo de negocios. El objetivo es que la industria que quiera tomar ese producto o ese know how tenga todo desarrollado.

“Ahí encontramos el dolor. Veíamos que cuando la industria iba a consultar al sector científico, las investigaciones estaban en un estadío muy incipiente de comercialización. Quizá eran productos excelentes en su funcionamiento, pero con cero modelo de negocios”, explica el emprendedor.

Ceres Demeter detectó que al sector científico le costaba mucho completar la transferencia al momento de desarrollar un plan de negocios, aspectos legales, costos de formulación en una planta industrial, escalabilidad. Entonces, su propuesta apunta a completar estos procesos.

Además, su planta sirve como planta piloto, porque es un lugar pequeño en el que se puede formular el producto y analizar todo su proceso: se evalúan costos, se valida, se ensaya. Luego, un grupo de ingenieros prueba todo a campo y observa si los efectos que se obtenían en el laboratorio se repiten a campo.

Desde el 2015, Bonansea cuenta con un socio: Christopher Kilmurray, y en los últimos años se sumaron a la empresas dos inversores ángel: Luciano Nícora y Sergio Asís.

Cómo es el proceso

Ceres Demeter centra sus esfuerzos en la microbiología agrícola. Principalmente, apunta a que, a través del uso de ciertos microorganismos, se reduzca la utilización de sustancias tóxicas para el ambiente y se logre una agricultura más sustentable. En este sentido, las investigaciones de los científicos argentinos cobran crucial relevancia, pues son el insumo para la transferencia a campo.

Trabaja por oferta (científicos) o por demanda (industrias). Normalmente se contacta con la oferta, porque hay muchos desarrollos que no tienen demanda, simplemente porque la industria no los conoce.

Esta es la primera etapa de trabajo: scouting. La empresa se ocupa especialmente de mantener una relación estrecha con instituciones científicas asentadas en la geografía local, como la Universidad Nacional de Río Cuarto o el Inta, que presentan a Ceres Demeter sus avances.

Luego la empresa realiza un análisis de prefactibilidad: detecta algún estudio que tiene potencialidad o que responde a alguna necesidad y analiza en qué estadío está.

“Hoy estamos trabajando en más de seis líneas de investigación, las cuales se encuentran en diferentes estadios de prueba y ensayo para ser lanzadas al mercado. Estamos trabajando en la incorporación de bacterias y biomoléculas sobre diferentes matrices sólidas, empleándolos como carrier para transportar los microorganismos al suelo. Estamos desarrollando un sistema de concentrado para disminuir dosis de aplicación de bioinsumos. Estos productos se comercializan en forma líquida y casi el 99 por ciento es agua. Hay empresas que transportan hasta dos millones de litros, y hoy lo estamos reduciendo a un 10 por ciento. Cambia la logística, la forma de aplicar, la manera de conservar. También estamos trabajando en la línea de biofungicidas, nuevos fertilizantes, apostando a otros tipos de cultivos además de soja y maíz. Desarrollamos siempre diferentes líneas, de acuerdo a la demanda que tenga el sector agroindustrial”, cuenta el emprendedor para graficar dónde está parado Ceres Demeter.

Además, la empresa hoy busca incorporar nuevos socios estratégicos que le permitan escalar. “Nuestro sueño es transformarnos en los mejores en el mundo. Hace años que venimos trabajando en esto, y queremos coparticipar con empresas que lo están haciendo a nivel mundial. Plantearnos como meta crecer en este sentido. Como siempre digo, queremos expandir la microbiología desde Río Cuarto hacia el mundo”, afirma con entusiasmo Bonansea.

Más Empresas

Ceres Demeter fue parte del Programa Más Empresas, de la Agencia Córdoba Innovar y Emprender, el año pasado. Los beneficios del programa fueron acompañar y coinvertir con el sector privado en emprendimientos de la provincia de Córdoba.

“Cuando uno emprende, tiene que haber un entorno, un ecosistema con diferentes actores de la sociedad para que uno pueda emprender. El apoyo del Estado es fundamental. Estos programas como Más Empresas incentivan al emprendedor”, sostiene el fundador de Ceres Demeter.

“Haber participado del Más Empresas nos ayudó a empezar a pensar de otra manera dentro de la firma, hemos recibido mentorías de parte de Endeavor que nos vincularon con experiencias que nos ayudaron a abrir la cabeza. Además, todo esto nos brindó una red de contactos que nos permitieron generar oportunidades y nos enseñaron sobre el modelo de negocios, que es la pata floja de los científicos”, cierra Sergio Bonasea.

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